En 1322 la dinastía Tughlaq llegó a Daulatabad, en el sur de la India, y la conquistó.
Delhi se convirtió en un importante centro de cultura, siendo capital del Imperio mogol.
Lo poetas comenzaron a retirarse hacia Lucknow, en el estado de Awadh, independiente desde 1722 gracias al nawab Sa'adat Khan.
Emergieron interesantes voces de escritores, siendo los más importantes del periodo: Jurat, Inshallah Khan, Ranghin, Nasikh, Atish.
Un centro importante de la prosa en urdú fue Fort William College situado en Calcuta, símbolo del imperialismo inglés en la India.
Así, en algunos casos, los autores han pasado directamente al inglés, en perjuicio del urdú, como es el caso de los escritores pakistaníes (o de origen pakistaní) más famosos en el extranjero, Hanif Kureishi y Tariq Ali, o también Nadeem Aslam y Mohammed Hanif, todo ellos autores de fama internacional, cuyas novelas han sido traducidas a diversas otras lenguas europeas.
En Pakistán, la poesía urdú se escribe en caligrafía nastaliq estándar de la escritura persa.
Con la llegada de internet, esta poesía se encuentra a menudo transliterada al alfabeto romano.
La mayoría sólo incluye poemas y las citas, elegidas al azar, no ilustran la poesía.
[1] Las principales formas poéticas en urdú son: La literatura en urdú está tradicionalmente más cercana a la poesía que a la prosa, sin embargo existe un componente narrativo que se reduce prácticamente al dastaan (داستان), largas historias de carácter épico, a menudo de origen persa, que tratan sobre criaturas mágicas y asuntos fantásticos, en una historia extremadamente complicada.
Hacia finales del siglo pasado, la historia corta descubrió la complejidad de la vida diaria.
Escritores como Ghulam Abbas, Manto, Rajinder Singh Bedi, Krishan Chander e Ismat Chughtai, por nombrar unos pocos, convirtieron la historia corta en un género mayor.
La siguiente generación de escritores incluyó a Qurratulain Hyder, Qazi Abdul Sattar y Joginder Paul.