Atendiendo a criterios puramente semánticos, el Diccionario de la lengua española, elaborado por la Real Academia Española define naturalismo, en su tercera acepción, como la "corriente literaria del siglo XIX que intensifica los caracteres del realismo inspirándose en la ciencia experimental y en la concepción determinista de las actitudes humanas".
Aplicando a la literatura métodos científicos, el naturalismo pretendía reproducir la realidad con la máxima objetividad y en todos sus aspectos, incluso en los más vulgares.
[2] Maupassant desarrolló durante su breve carrera literaria tal vez las más extraordinarias facultades mostradas por cualquier novelista francés desde Flaubert (su valedor en ambos sentidos) en una serie de novelas extensas (Una vida, Bel-Ami, Pierre et Jean, Fort comme la mort) y relatos breves (Monsieur Parent, Las hermanas Rondoli, El Horla).
Tal vez no haya otro ejemplo en la historia literaria moderna de un escritor que comience, como un artista completamente pertrechado, con una genuina obra maestra.
[8] Otras tres colecciones de relatos breves, tituladas Contes et nouvelles, Monsieur Parent y Contes du jour et de la nuit, publicadas en 1885, demostraron que si bien la visión del autor era tan incomparable como siempre, su fecundidad no mejoraba su impecable forma.
[8] Aunque la novela Mont-Oriol (1887) muestra al autor aparentemente en posesión absoluta de sus facultades, El Horla (1887) sugiere que ya estaba sometido a alarmantes alucinaciones.
Sin ser perturbada por ninguna influencia externa, su maravillosa clarividencia le permitió convertirse en un observador supremo y, dado su sentido literario, el resto era sencillo.
[14] Es difícil clasificar a Thomas Hardy, en parte porque no sigue en absoluto la línea de mayor realismo que iniciaron George Eliot y Trollope.
[17] Trollope había creado el modelo de una población catedralicia inglesa en su Barchester, con familias, edificios, relaciones y todo; pero Hardy sacó su Wessex del suelo.
El escenario puede variar, a veces predominan las áreas de cultivo, otras las pequeñas ciudades, o los interminables e inhóspitos brezales.
En The Return of the Native (El regreso del nativo) es evidente desde todo punto de vista que Egdon Heath, el escenario en que se desenvuelven los hechos, representa la fuerza principal de la novela, una fuerza poco benefactora, potente, absorbente, desagradable.
[21] Publicada anónimamente, Remedios desesperados utiliza muchas de las estrategias de Collins, aunque mucho menos eficazmente: "asesinato, chantaje, ilegitimidad, suplantación, espionaje, múltiples secretos, una bigamia insinuada y detectives aficionados y profesionales",[22] todo ello está presente.
Superior fuerza dramática presenta Lejos del mundanal ruido (1874), novela en la que Hardy se reveló como un gran escritor.
[21] En esta novela el lector queda sobrecogido por la poesía, por la integridad y por la sórdida coherencia con que Hardy nos transmite su visión del mundo.
[19] Tess es una obra impresionante en la que se muestra la inexorable fatalidad persiguiendo a una «mujer pura» hasta su aniquilamiento.
[17] En la producción novelística de Hardy su filosofía fatalista y su actitud pesimista no se manifiestan de modo negativo, sino que tienden a ofrecer una visión objetiva del mundo, proporcionando al lector motivos para enfrentarse con más aliento a los infortunios que inexorablemente presenta la vida.
[36] No hizo ninguna tentativa en la literatura popular, y durante mucho tiempo la sinceridad de su obra fue apreciada solo por un público limitado.
[39] Habría llegado a ser un mejor novelista si no se hubiera dejado obsesionar tanto por sus infortunios.
Destacan, sin embargo, Galdós, Pardo Bazán, Clarín y N. Oller, que adoptaron con originalidad los métodos de la escuela francesa.
Con su novela Sister Carrie (1900), Theodore Dreiser (1871-1945) se propuso ejecutar un manifiesto naturalista o, como él prefiere, realista, lo cual dice mucho sobre la cultura norteamericana de la época.
[54] En los años inmediatamente posteriores a la guerra franco-prusiana, las condiciones imperantes eran desfavorables para la producción literaria en Alemania, y el restablecimiento del imperio dejó relativamente poca huella en la literatura nacional.
[55] Sin embargo, los últimos quince o veinte años del siglo XIX se distinguieron en Alemania por una notable actividad literaria.
[55] Detlev von Liliencron (1844-1909), poeta, dramaturgo y novelista, llamó inicialmente la atención por el volumen de poemas Adjutantenritte und andere Gedichle (1883).
[56] Posteriormente aparecerían otras colecciones de poesía lírica en 1889, 1890 (Der Heidegänger und andere Gedichte), 1893 y 1903 (Bunte Beute).
[59] Holz continuó trabajando en solitario, con mucha seguridad en sí mismo, en sus teorías artísticas, y después trató de ponerlas en práctica[59] en obras como la comedia Die Sozialaristokraten (Los aristócratas sociales, 1896); el poemario Phantasus (1899);[59] Dafnis, Lieder auf einer alten Laute (Dafnis, canciones con un viejo laúd, 1903-04); el drama Traumulus (1904), y la tragedia Ignorabimus (1913).
La colección Neue Gleise (Nuevas vías), editada en 1892, reúne los estudios más significativos elaborados por ambos escritores conjuntamente.
Aquí también la hipocresía social era objeto de sátira por parte del dramaturgo, pero esta vez principalmente en relación con el matrimonio.
Supone que las autoridades le estarán agradecidas por haber advertido dichas deficiencias; por el contrario, lo expulsan de su entorno como a un "enemigo del pueblo".
Aquí el autor se muestra sórdido y pesimista hasta un punto que no tiene parangón en sus obras.
[71] La habitación roja y la colección de esbozos satíricos titulada Det nya riket (El nuevo reino, 1882) incrementaron la creciente hostilidad hacia Strindberg.