Más tarde, las hojas de palma llamadas peisa (ပေစာ) se utilizaron como papel, lo que dio lugar a las formas redondeadas del alfabeto birmano.
Estos textos se tradujeron, pero el pali siguió siendo el medio literario del reino birmano.
Un contemporáneo suyo, Shin Ottama Gyaw, fue famoso por sus versos épicos llamados tawla (တောလား), que exaltaban la belleza natural de las estaciones, los bosques y los viajes.
[2] Al surgir la dinastía Konbaung en el siglo XVIII, se fundó el Tercer Imperio birmano.
Tras una segunda conquista del Ayutthaya (Tailandia), muchos botines de guerra fueron llevados a la corte birmana.
Además, el Ramayana inspiró poemas románticos, que se convirtieron en populares estancias literarias entre la clase real.
[1] Durante la primera guerra anglo-birmana (1823-1826), la literatura birmana, incluida la música lírica, destilaba un ambiente más solemne y apagado.
En 1724, U Kala escribió el Maha yazawin gyi (Las grandes crónicas), que abarca la historia birmana hasta 1711.
[1] En 1829, el rey Bagyidaw designó a eruditos para recopilar la Hmannan yazawin dawgyi (Crónica del Palacio de Cristal), que abarcaba la historia birmana hasta 1821.