Aunque esta fue su gran vocación, también tocaba el violín, el violonchelo, el arpa, el piano y el órgano.
Lo hizo con la cantata Faust et Hélène, compuesta para la ocasión y dedicada a su hermana.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 tuvo que volver a París.
En el comité se involucraron músicos como Charles Widor, Camille Saint-Saëns, Gabriel Fauré, Gustave Charpentier, Théodore Dubois, Émile Paladhile y Paul Vidal, que participaron como miembros honorarios.
[1] Nadia fundó en 1939 la Lili Boulanger Memorial Fund, en Boston, con el objetivo de mantener viva la memoria y el legado de Lili y apoyar a jóvenes músicos prometedores.
Fue compuesta en 1918 y dictada a su hermana Nadia,[10] ya que la enfermedad de Lili estaba tan avanzada que no era capaz de transcribirla al papel por sí misma.
Las obras y el trabajo que hoy conocemos de Lili se mantuvieron y perduraron gracias a su hermana Nadia, que se encargó de darlas a conocer.