Las ligas incluían desde pandillas y organizaciones paramilitares, hasta círculos formales, como clubes sociales.[1][2] La masiva inmigración europea hacia Argentina, sucedida desde fines del siglo XIX, no se limitaba solamente al medio rural sino que desde 1900 grandes masas de inmigrantes europeos se habían establecido en las ciudades, desempeñándose como obreros.Contaban con el explícito apoyo del almirante y ministro de marina Manuel Domecq García.[3] Como diputado, Carlés había pronunciado un discurso en 1910, durante las celebraciones del Centenario, en el que prefiguraba el pensamiento xenófobo y mesiánico de la Liga:Como lo ha estudiado Sergio González Miranda, aunque aparecieron ligas en diversas ciudades del país, estas concentraron su accionar en las provincias de Antofagasta, Tarapacá y Tacna, que habían sido recientemente incorporadas a Chile en la Guerra del Pacífico (1879-1883).Luego las ligas se multiplicaron por el resto del país, donde fueron integradas principalmente por personas cercanas a instituciones militares (activos y en retiro).Las ligas propagaban la idea de que existía una relación causal entre el incremento del descontento obrero y las tensiones diplomáticas con los países limítrofes.Culpaban sobre todo a Bolivia y Perú, países derrotados en la última guerra, de financiar al sindicalismo chileno.
Cruz negra pintada por el grupo chileno Los Mazorqueros en una casa peruana de
Tacna
. Casa con bandera chilena.