Ligas Agrarias Cristianas

El afán de hermandad, conciencia y autonomía les hizo crecer económicamente, socialmente y espiritualmente, pero también les atrajo la enemistad del régimen de Alfredo Stroessner, el cual, en la segunda mitad del 1970, terminó brutalmente con la experiencia a fuerza de confiscaciones, expulsiones, apresamientos, torturas y asesinatos.Sobre la base de estas reuniones el padre Ayala decide poner en contacto a los campesinos con la Juventud Obrera Cristiana (JOC), ya organizada.Se realizaban fiestas independientemente de las organizadas por las autoridades, lo que en aquella época era impensable.Ahí fueron acompañados no tanto por los jesuitas sino por los franciscanos, más presentes en la región.La estructura de esta nueva formación muestra el camino recorrido por los campesinos durante estos años: ya no existe Junta Directiva ni representantes permanentes.A inicio de cada reunión se eligía un coordinador y un secretario, cuyas funciones terminaban al levantarse la sesión.La KOGA tenía un rol de coordinación entre las Ligas, pero éstas quedaban autónomas, no pudiéndose tomar resoluciones obligatorias desde arriba.[1]​ En las comunidades donde estaban activas las LAC se formaron otras agrupaciones bajo el nombre de Juventud Agraria Cristiana (JAC).Las JAC tuvieron un papel importante en las comunidades, especialmente en programas de alfabetización.A través del recién creado Instituto de Bienestar Rural (IBR) para aplicar la reforma agraria anunciada por el gobierno, un grupo de familias se ve adjudicado 3.000 hectáreas en el norte del país, en una región casi despoblada.Paralelamente, se hicieron más escasas las relaciones con las Ligas de otras regiones, tanto por la distancia como por la originalidad del nuevo movimiento.Mal organizados, alejados de quienes pudieran apoyar a los pioneros y perseguidos desde el principio por la policía, quién llevó presos a Centurión y otro de sus compañeros, la iniciativa quedó en estado vegetativo.Sin embargo, no fue antes del 1972 que se empezaron a distinguir claramente acciones coordinadas desde el gobierno central, como la expulsión de dos padres jesuitas en este mismo año.Tres años después es destruida la colonia San Isidro de Jejui.[4]​ En el año 1976 se da el golpe final a las LAC, en una clara decisión de aniquilación.Aun así, las LAC marcan una época de oro y una referencia sin igual para muchos campesinos que siguen la lucha por la tierra.