Liga de los justos

Esta objetivo fue precisado en 1843 cuando se afirmó que la Liga «aspira a la redención de la humanidad y a la fundación de iguales derechos e iguales deberes para todos y cada uno».[5]​ Gracias a los fondos que le proporcionó pudo publicar en 1838 clandestinamente su primera obra titulada La humanidad tal como está y tal como debería estar, en la que se oponía a la vía reformista defendida hasta entonces por la mayoría de los socialistas utópicos y señalaba a la clase obrera como la protagonista de la revolución que habría de traer una sociedad «comunista» estructurada en «asociaciones de familias» y cuyo origen retrotraía a Jesucristo, quien según Weitling —siguiendo a Lamennais—, había sido el primero en defender la comunidad de bienes.[7]​ Según recordó Friedrich Engels cuarenta y cinco años más tarde en aquellos tiempos «la Liga no era, de hecho, más que una rama alemana de las sociedades secretas francesas, y principalmente de la Société des Saisons, dirigida por Blanqui y Barbès, con la que estaba en íntima relación.Por su parte Weitling se había refugiado en Ginebra donde publicó en 1842 Las garantías de la armonía y de la libertad, una obra donde aparece ya claramente su mesianismo, próximo a los anabaptistas de Münster, y que desarrollará en El Evangelio del pobre pecador, publicada al año siguiente, y en la que Jesucristo es presentado como el primer revolucionario, por lo que la obra es prohibida en Suiza y Weitling pasa varios meses en prisión.Así en junio de 1847 se celebró un Congreso en la capital británica en el que se aprobó la integración del Comité en la Liga y el cambio del nombre de ésta que pasó a llamarse Liga comunista.
Wilhelm Weitling , principal teórico de la Liga de los justos hasta mediados de los años 1840.