La nueva organización había esperado lograr rápidos avances ante el radicalismo existente en las organizaciones obreras, pero muy pocos habían optado por unirse a la SDF y al inicial entusiasmo dio paso al desencanto y la introspección.
Las relaciones personales comenzaron a ensombrecerse entre los dirigentes del pequeño grupo, siendo la vanidad personal y la actitud autoritaria del fundador Henry Hyndman, así como su nacionalismo y su fijación en la política parlamentaria las principales causas de la acritud interna.
Finalmente se produjo una votación sobre la censura de Hyndman, la cual fue aprobada por 10 votos contra 8.
«Desde que emergieron las diferencias en este Consejo debido al intento de sustituir el poder arbitrario existente allí dentro, contrario a los principios del socialismo, por la cooperación fraternal, y desde que percibimos como imposible remediar tal disputa, los abajo firmantes consideramos mejor, en interés del socialismo, cesar nuestra pertenencia a este Consejo y en consecuencia presentar nuestra dimisión».
[6]Los miembros anti-Hyndman del Consejo Ejecutivo optaron por abandonar juntos la SDF, dejando Justice a Hyndman y sus aliados.
«Siento que la crisis de la Federación Socialdemócrata no pudiera retrasarse un poco más; Hyndman se habría hundido más en el barro y los elementos personales se habrían dejado atrás.
La razón por la que la mayoría, en lugar de llevar hasta el final su victoria, dimitió y [comenzó] una nueva organización fue principalmente por esto que me dijo Morris: la vieja organización no merecía la pena.
[10] En Escocia la Scottish Land and Labour League cortó sus conexiones con la SDF para unirse a la nueva organización.
[11] Algunos referentes individuales del movimiento como el escritor Edward Carpent y el artista Walter Crane también optaron por echar su suerte con la bisoña Liga Socialista.
[12] Su editor fue William Morris, que pagaba el déficit operativo del periódico de su bolsillo.
Nuestros buenos Bax y Morris, ansiosos por hacer algo (¿si solo supieran qué?
Pero con Hyndman, quien está bien versado en la impostura política y es capaz de todo tipo de locuras cuando está en juego su propio avance, por un lado… y nuestras dos criaturas políticas en armas por el otro, las perspectivas no son muy brillantes.
[17] Aunque las aportaciones políticas de la diminuta Liga Socialista no fueron apreciables, sí tuvo un perdurable impacto literario.
Además, incluso esta diminuta militancia estaba ideológicamente dividida en tres facciones: los anarquistas (que perseguían la destrucción del Estado y su sustitución por la libre asociación de productores mediante la insurrección revolucionaria), los socialistas orientados a la lucha parlamentaria (que buscaban el establecimiento de un Estado igualitario a través de medios electorales) y los socialistas antiparlamentarios (que pretendían establecer un Estado igualitario a través del derrocamiento revolucionario llevado a cabo por la clase trabajadora movilizada).
Y ya que Morris ajusta el déficit de Commonweal con 4 libras a la semana, para muchos este fue el factor decisivo».
[23] A finales de 1888 muchos otros individuos orientados a la acción parlamentaria habían abandonado la Liga Socialista para regresar a la SDF, mientras otros, que permanecían hostiles al énfasis parlamentario de la SDF, optaron por implicarse en el floreciente movimiento por el llamado "nuevo sindicalismo"[20] Mientras las facciones socialistas la abandonaban, la facción anarquista solidificaba su control de la organización.
El partido permaneció activo hasta su disolución en 1901, en cuyo momento aun afirmaba tener más de 6.000 miembros.