El kanclerz (canciller) Juan Zamoyski resumió esta doctrina en al frase Rex regnat et non gubernat ("El Rey reina pero no gobierna").
Desde ese momento, el rey se convertía efectivamente en un igual a la clase noble y era constantemente supervisado por un grupo de senadores.
Fue una excepción, caracterizada por una aristocracia fuerte y un rey débil, en una época en la que el absolutismo se estaba desarrollando en los principales países de Europa.
El Sejm normalmente vetaba los planes bélicos del monarca, por lo que esto constituye un argumento para la teoría de la paz democrática.
[2] Como los demócratas liberales de los siglos XIX y XX, los nobles polacos estaban preocupados por el poder del estado.
[10] No es una coincidencia que en 1791 la Mancomunidad adoptara la segunda más antigua constitución nacional codificada de la Edad Moderna.
Con la mayoría de los szlachta creyendo vivir en un estado perfecto, muy pocos cuestionaron la Libertad Dorada y la filosofía del sarmatismo, hasta que fue demasiado tarde.