Enunciada por el farmacéutico y químico francés Louis Proust en la Casa de la Química, ubicada en el Alcázar de Segovia[1] basándose en experimentos que llevó a cabo en el siglo XVIII; por lo tanto, también se conoce como la ley de Proust.
En términos más modernos de la fórmula molecular, esta ley implica que siempre se van a poder asignar subíndices fijos a cada compuesto.
Para estos compuestos, la razón entre los elementos puede variar continuamente entre ciertos límites.
Naturalmente, otros materiales como las aleaciones o los coloides, que no son propiamente compuestos sino mezclas, tampoco siguen esta ley.
Se le llama materia a todo aquello que tiene masa y ocupa un lugar en el espacio.