En la Edad Media y en la Edad Moderna se conocía como littera toletana o littera mozarabica (letra toledana o mozárabe) Este tipo de escritura se usó entre los siglo VIII y siglo XII en la península ibérica y en la provincia eclesiástica de la Septimania, localizada en el sur de la actual Francia.
A pesar de su nombre, se desarrolló a partir de la evolución de la cursiva romana nueva, uncial y semiuncial romanas,[1] gestándose sobre una escritura de transición entre la romana y la visigótica propiamente dicha, conocida como visigótica primitiva o visigótica primera, que aparece en pizarras visigodas datadas a partir del siglo V,[2] pero que no adquiere su canon hasta el siglo VIII.
[4] Los primeros testimonios de una escritura diferente a las grafías romanas se encuentran en las pizarras visigodas desde el siglo V.
Una última clasificación viene dada por piezas con dibujos sencillos como arados y otros instrumentos agrícolas, lo cual refleja la importancia de la agricultura como sistema económico básico en esta época.
Se propuso una datación en el siglo X apoyándose en argumentos epigráficos, lingüísticos y arqueológicos.
Además, este pasaje bartolomita se relaciona en exclusiva con oraciones específicas contra granizo y tempestades.
[12] La escritura visigótica se formó por el uso que los escribientes hispanos hicieron de las escrituras uncial, semiuncial y minúscula cursiva en los siglos de la Antigüedad Tardía, encontrando formas gráficas en cada una de las modalidades que acusan un parentesco o con la uncial, o con la semiuncial, o con la minúscula cursiva romana.