[1] Sin embargo, en personas con altos niveles de actividad se suele recomendar la reparación quirúrgica mediante la reconstrucción artroscópica del ligamento cruzado anterior.[1] La reconstrucción consiste en el reemplazo con un tendón obtenido en otra parte del cuerpo o procedente de un cadáver.[8] Ante una lesión del LCA es común oír un chasquido en la rodilla seguido de dolor e hinchazón.Además, puede aparecer inestabilidad en la rodilla al reanudar la marcha y hacer otras actividades pues el ligamento ya no puede estabilizar la articulación de la rodilla ni evitar que la tibia se desplace hacia adelante.En el caso de las deportistas es más probable que, tras un salto, caigan con las rodillas relativamente rectas e inclinadas hacia dentro, mientras que la mayor parte del peso corporal recae sobre un pie y el tronco se inclina hacia un lado.[17] En el caso de las deportistas, es más probable caigan con la parte superior del cuerpo inclinada hacia un lado y apoyando más peso en una pierna que en la otra, por lo que ejercen una mayor fuerza de rotación sobre las rodillas.Para intentar explicar la predisposición a la rotura del LCA se ha planteado una posible relación con los cambios en los niveles de hormonas sexuales.[20] Además, durante la pubertad la pelvis femenina se ensancha por el efecto de las hormonas sexuales.Se pueden tomar medidas para reducir el ángulo Q, como el uso de dispositivos ortopédicos.[21] La cadera femenina, relativamente más ancha, y el ángulo Q mayor podrían aumentar la probabilidad de desgarros del LCA en las mujeres.Cuando se aplica fuerza sobre una rodilla menos rígida existe mayor probabilidad de causar desgarros del LCA.El ligamento cruzado anterior evita que la tibia se deslice sobre del fémur y aporta estabilidad rotacional.[1] Además, permite valorar otras estructuras que pueden haber resultado dañadas, como los meniscos o los ligamentos colaterales.[9] Aunque la resonancia magnética es probablemente la prueba de imagen más utilizada para evaluar el estado del LCA, no siempre resulta la más fiable ya que la imagen puede estar distorsionada por el hematoma que se forma en la articulación tras la lesión.[30] Se ha puesto especial esfuerzo en disminuir la incidencia de las lesiones del LCA causadas por un mecanismo diferente al impacto directo.[31] Estos programas son especialmente importantes en las deportistas, pues presentan una mayor incidencia de lesión del LCA que los deportistas varones; así como en niños y adolescentes ya que tienen un alto riesgo de volver a sufrir una rotura del LCA.[32][33] Los investigadores han comprobado que es frecuente que las deportistas aterricen de un salto con las rodillas relativamente rectas e inclinadas hacia dentro, con la mayor parte del peso corporal en un pie y la parte superior del cuerpo inclinada hacia un lado.Estos cuatro factores ejercen una tensión excesiva en los ligamentos, lo que incrementa la probabilidad de lesión del LCA.[35][19] El tratamiento de la lesión del LCA está orientado a:[36] El tratamiento no quirúrgico para la ruptura del LCA conlleva una rehabilitación progresiva y estructurada cuyos objetivos son recuperar la fuerza muscular, el control dinámico de la rodilla y la confianza.El fisioterapeuta actuará como entrenador durante la rehabilitación al establecer objetivos para la recuperación y aportar sus impresiones sobre el progreso.En algunos casos, si los resultados con tratamiento conservador no son los esperados, el paciente puede ser intervenido más adelante.[1] No existe unanimidad en cuanto al momento más adecuado para la reconstrucción quirúrgica.Además, tienen menos probabilidades de experimentar inestabilidad en la rodilla si se someten a una cirugía temprana.Los procedimientos más comunes realizados durante la reconstrucción del LCA son la meniscectomía parcial y la condroplastia.[16] En Estados Unidos se producen alrededor de 200 000 lesiones del LCA al año.Además, el baloncesto y el fútbol femeninos son los deportes que concentran la mayor cantidad de lesiones del LCA.[50] En el baloncesto, las mujeres tienen entre cinco y ocho veces más probabilidades de sufrir un desgarro del LCA que los hombres.
Fémur con genu valgo, el ángulo formado por una línea trazada desde la
espina ilíaca anterosuperior
a través del centro de la rótula y una línea trazada desde el centro de la rótula hasta el centro de la tuberosidad tibial
Desgarro del ligamento cruzado anterior visto en resonancia magnética. T1 izquierda, derecha PDW.