El lesbofeminismo es una propuesta teórica y práctica del feminismo cuya principal aportación es el entendimiento de la heterosexualidad como un régimen político y no como una preferencia, práctica, orientación u opción sexual.
El lesbofeminismo retoma aportaciones del feminismo lésbico de autoras europeas y blancas como Monique Wittig, Adrienne Rich, Charlotte Bunch,[3] Sheila Jeffreys y también afroamericanas como Cheryl Clarke y Audre Lorde, entre otras, que analizaban el sistema patriarcal como sustentado en la heterosexualidad obligatoria.
De las teóricas más importantes en generar estas reflexiones están Ochy Curiel Pichardo,[4] lesbiana feminista antirracista y descolonial dominicana que analiza la heterosexualidad como una forma de organización social patriarcal en su libro La Nación Heterosexual,[5] y Yan María Yaoyólotl Castro, que desde los sesenta esgrimía que el lesbianismo es una postura política y no una mera orientación sexual.
A finales de los setenta se suscitó una ruptura con el movimiento heterofeminista latinoamericano que marginaba a las lesbianas y consideraba que el lesbianismo era un asunto privado y no un posicionamiento feminista que cuestionaba la estructura de poder heterosexual,[6] lo cual dio como resultado que se organizara en México en 1987 el primer Encuentro autónomo Lésbico Feminista, que reunió a lesbofeministas y feministas de diferentes regiones para discutir prácticas, pensares, reflexiones, conceptos y teorías articuladas en su experiencia contra el heteropatriarcado.
Actualmente existe mucha producción teórica lesbofeminista que incorpora diferentes perspectivas según su contexto de producción, aunque este conocimiento y propuesta política siguen siendo marginados e invisibilizados.