[2] [3] Se parece a la comestible Macrolepiota procera (Cucurril), pero ésta tiene una talla muy superior.
En una primera fase los síntomas consisten en náuseas, diarrea, vómitos y deshidratación, para, a continuación, producirse una afección hepática con ictericia, dolor de hígado, insuficiencia renal, trastornos de conciencia e incluso coma.
Principalmente la α-amanitina y la ß-amanitina, actúan bloqueando el complejo ARN-polimerasa II, por lo que bloquean la transcripción del ADN (paso de ADN a ARNm) y secundariamente se bloquea la síntesis de proteínas esenciales, lo que resulta fatal para la célula hepática, que acaba sufriendo necrosis.
El tratamiento inmediato tras la ingesta de la seta consiste en lavado gástrico con carbón activado.
[8] Otro tratamiento que se encuentra actualmente en investigación, es el uso del componente principal de la silimarina, extracto obtenido de la planta Silybum marianum (conocido como “cardo mariano”) por sus propiedades hepatoprotectoras.