José Tomás Boves

[29]​ Boves salió a su encuentro con 1.000 infantes y 1.500 jinetes[30]​ para caer en una trampa que Campo Elías le tendió en la sabana de Mosquiteros.

Sin embargo, poco después el caudillo comprobó la vulnerabilidad de sus milicias al intentar asaltar plazas fortificadas.

[48]​ Durante el asedio entró a caballo en la mansión de la familia Bolívar y grabó su nombre en la puerta del vestíbulo con un cuchillo.

En La Guaira se insultaba a los prisioneros ordenándoles llevar el haz de leña con que quemarían su cadáver después.

La batalla terminó cuando ambos bandos agotaron sus municiones, el comandante realista se retiró con 3.000 sobrevivientes al Guárico,[54]​[55]​ región llanera intransitable para sus enemigos, donde su ejército podía subsistir y recuperarse gracias a su conocimiento del terreno y sus recursos como del apoyo de la población.

[61]​ Sin embargo, el ejército reunido era poderoso, 5.000 combatientes experimentados y apertrechados acantonados en Valencia, incluidos 2000 reclutas caraqueños.

Lo cierto es que había una razón política detrás: la posición de Bolívar dependía del apoyo de sus oficiales y soldados ya que el grueso del pueblo seguía siendo realista, debido a ello decidió dejar satisfechos a sus lugartenientes dándoles mandos independientes.

[13]​[71]​[72]​ Poco antes de la batalla decisiva, el asturiano envió al arzobispo Coll y Prat a negociar con Bolívar.

[73]​ En un extremo estaba la sabana de Ocumare, La Puerta en medio y la entrada del desfiladero en el otro lado, allí se atrincheraron los republicanos.

[76]​ Los comandantes del ejército republicano se dieron cuenta de que habían sido vencidos y escaparon como pudieron.

[83]​ Solo tras conseguir ubicar su artillería en puntos estratégicos desde donde podían bombardear el centro de Valencia se consiguió algunos avances.

[102]​ Los dos últimos esperaban marchar contra Morales antes de que se reuniera con Boves, mientras Piar debía distraer al asturiano.

[103]​ Posteriormente irían contra el caudillo, pero aquel demostró una velocidad tal en la campaña que consiguió aniquilar por separado a los grupos revolucionarios.

Entre tanto Boves marchaba al oriente, a su hueste se les suman numerosos realistas, especialmente de Barcelona y Cumaná.

Según varias versiones, su pecho fue atravesado durante el choque de caballerías por la lanza del oficial Pedro Zaraza (1775-1825).

[114]​ Según los escritos del capellán de la División Infernal, Ambrosio Llamosas, Boves venía masacrando a los blancos desde Mosquiteros.

[117]​ Sin embargo, gracias al ambiente intelectual generado por las obras ilustradas entre las élites mantuanas su caída estaba pronta, iniciándose un conflicto entre la Junta Suprema de Caracas (autodenominada representante del rey) y la Junta Suprema Central (depositaria de los poderes del apresado monarca) en 1810.

[120]​ En varios lugares fueron alentados por españoles aunque estos tuvieron que huir al comenzar las matanzas de blancos, siendo las provincias más afectadas Cumaná y Margarita.

[129]​ Con Boves, el número de degüellos, azotes, descuartizamientos, desollamientos, descogotados, cepos, desorejamientos y colgamientos en ganchos practicados por los realistas alcanzaron una escala terrorífica.

[113]​ Por eso mismo, Boves ha sido visto usualmente como un antihéroe, símbolo del retroceso a los estados más primitivos y bárbaros de la sociedad.

[118]​ Esto quedó patente tras La Puerta, cuando al capitán general, hombre moderado pero débil, le escribió «He recobrado las armas, municiones y el honor de las banderas españolas que S.E.

[89]​ Sin ese apoyo la guerra jamás hubiera podido durar tanto ni ser tan sanguinaria,[108]​ su pérdida fue la causa determinante de la victoria independentista.

[114]​ Su comandante, Pablo Morillo (1775-1837), simplemente siguió las pautas del rey para restaurar el statu quo de 1808, lo que a la larga se demostró imposible.

[148]​ Pero él y sus lugartenientes no fueron los únicos personajes despiadados que destacaron en la independencia venezolana, se pueden mencionar al coronel Manuel Gogorza Lechuga (1796-1814) o al mismo Arismendi, ambos encargados del cumplimiento de las órdenes de Bolívar referidas a la Guerra a Muerte.

La mayoría considera la región como un «territorio de frontera» donde el abigeato era común y, frecuentemente, impune, puesto que la autoridad española apenas hacía sentir su influencia.

[137]​ En cuanto al saqueo, los caudillos siempre lo practicaron, en especial, los rebeldes que carecían de ingresos regulares mientras negociaban el apoyo económico británico.

[158]​ En algunas regiones la guerra fue constante por cinco, diez o hasta quince años y la única autoridad a la que se podía recurrir por protección durante y después del conflicto era el caudillo cuyo dominio se veía así legitimado, por eso tras la independencia quedaba listo un escenario de guerras entre jefes rivales.

[164]​ Armados con más lanzas que rifles pudieron cortar las comunicaciones, emboscar patrullas, bloquear los abastecimientos y dejar inmovilizadas a las guarniciones realistas en las grandes ciudades.

Aunque la táctica favorita de Páez era simplemente cargar con su desordenada caballería contra los cuadros enemigos hasta romperlos,[172]​ la de Boves y Quiroga era similar al «¡Vuelvan caras!» de Las Queseras del Medio: primero se fingía una carga para luego retirarse tentando al enemigo a salir en su persecución, luego los jinetes se daban media vuelta y volvían a atacar mientras la reserva atacaba por sorpresa la retaguardia enemiga,[173]​ similar a los sucedido en La Puerta.

[159]​ Ambos habían sido marineros carismáticos que sin experiencia militar previa movilizaron a pueblos enteros bajo su mando sin gran apoyo logístico en momentos de desorden para defender la continuidad Monarquía Católica, iban al frente en la batalla y vivían como sus hombres, tratan de tomar lo mejor de su tradición sin renunciar al progreso, son personajes resolutivos, prácticos, austeros y meritócratas que tuvieron serias desavenencias con las élites amigas y enemigas.

Retrato imaginario de José Tomás Bobes del dibujante español Joaquín de Alba , de seudónimo Kin, y que ha pasado a ser tópico. Publicado en la revista “Norte”, de México, en 1952. [ 6 ]
Mapa de las guerras entre 1806 y 1814 en las actuales repúblicas de Colombia y Venezuela.
Retrato decimónonico de Boves.
Bandera de Cabrera, similar a las usadas por Boves y Quiroga.