En 1913 se localizó en París cuando iba a ser subastado, siendo puesto en conocimiento de las autoridades españolas y francesas.
Finalmente el cuadro fue entregado como un regalo del barón Mór Lipót Herzog von Csete (1869-1934) al rey Alfonso XIII, quien a su vez lo cedió en depósito al Museo del Prado, siendo propiedad de los descendientes del rey.
Es una composición destinada a sobreventana, por lo que la perspectiva baja y el esquema en forma de triángulo se repite, evocando a La cita o Los leñadores.
Goya muestra de nuevo su capacidad para representar a la infancia en todo su esplendor, como lo hizo en Niños inflando una vejiga.
En el aspecto compositivo, al tratarse de una sobrepuerta el artista repite la perspectiva baja y el esquema triangular de obras anteriores - La cita o los Leñadores - mostrándonos una vez más su facilidad para representar el mundo infantil a la perfección.