Posee una técnica abreviada, sumaria, toque fuerte del pincel que actúa sobre la preparación rojiza, pero no desea ocultarla.
[1] La mujer del primer plano aparece sentada, portando una pañuelo y apoyando su cabeza sobre su mano.
Otros majos, más al fondo, proponen una escena galante, pero la joven parece desencantada a tenor del pañuelo en su mano.
La técnica aplica un fuerte colorido y un llamativo foco de luz, recordando a Velázquez.
La perspectiva era un buen recurso de Goya en la época, especialmente para los cuadros destinados a sobrepuertas.