Un niño inglés de siete años, cuyo nombre nunca se menciona, se va a vivir con su abuela noruega después de que sus padres mueren en un trágico accidente automovilístico.
Al niño le encantan todas las historias de su abuela, pero le fascina especialmente la de las brujas, que según la anciana no solo son reales, además son criaturas horribles que intentan matar a niños.
Una joven sube al escenario y se quita toda la cara, que es una máscara, revelándose como la Gran Bruja.
La intención es que los adultos maten a los niños transformados creyéndolos una plaga de roedores.
La Gran Bruja vierte entonces una botella entera de Fórmula 86 en su garganta, y la sobredosis lo convierte instantáneamente en un ratón.
El chico entra en la cocina, donde vierte la poción en la sopa destinada a la cena de las brujas.
Viajarán al castillo noruego de la Gran Bruja, usarán la poción para convertir a su sucesora y a las ayudantes de ésta en ratones y luego soltarán gatos para cazarlas.
Las historias infantiles de Dahl han sido alabadas tan a menudo como desafiadas.
[8] También se han planteado preguntas sobre el final del libro, y algunos críticos sugieren que podría fomentar el suicidio en los niños diciéndoles que pueden evitar crecer muriéndose.