Deciden dar a conocer esta historia mediante la creación de una fiesta.
Con sacrificio, le sacó adelante e intentó que siguiera la tradición de sus padres: trabajar la tierra.
Prudentzia se quedó triste al pie del castaño donde yacía Martín, mirando al horizonte, hasta que desapareció la nave de su hijo.
[1] Según la leyenda, este dulcísimo y singular canto resuena siempre que abandona estas montañas algún hijo de ellas.
La Maskarada se celebra en viernes por varias razones: La representación consta de tres partes:[3]