La vía pasa por un terraplén, cuya construcción, según la tradición trasmitida por Estrabón, se atribuía al héroe mitológico Heracles.
Posteriormente fue abierto al mar por Marco Vipsanio Agripa, para poder hacer un puerto en el lago Lucrino, al que llamó Portus Iulius que, a su vez, unió al lago del Averno con un canal, según explica Virgilio en sus Geórgicas.
[2] La longitud del antiguo dique que separaba el lago del mar, de un kilómetro y medio de longitud, puede ser recorrido por submarinistas.
[3] En la época romana la industria pesquera fue importante, destacando sus criaderos de ostras, cuya fundación se atribuye a Sergio Orata, hacia el año 100 a. C. Actualmente, sus ostras siguen teniendo una gran fama.
También se convirtió en un lugar para escapadas de placer desde Baiae,[4] y su orilla fue cubierta por villas romanas, de las que la más famosa es la villa Cumanum, del senador romano Marco Tulio Cicerón, la cual se situaba en la orilla este, siendo además la sede de su «Academia».