La poesía en la práctica

Para ganarse la vida, un poeta podría empezar a dar clases, pero no dejaría de ser ninguneado por la ciudad.

Los especialistas de cada área consideran que su (in)cultura es el centro del mundo.

Advierte de los peligrosos equívocos que surgen cuando el autor se identifica con su personaje.

Gabriel Zaid critica el alejamiento y la evasión del artista moderno ante la vida cotidiana.

Pone como ejemplo a Van Gogh quien creyó que si recuperaba su salud mental perdería sus facultades artísticas.

Desarrolla el tema de las coincidencias, los encuentros felices, los descubrimientos, como algo que ocurre en la realidad física, aunque no se sepa leer.

La proferencia natural también puede volverse hostil: crecer desmesuradamente en lo material y tornarse oprimente para el hombre, haciendo que éste pierda la claridad.

Conforme avanza el libro los capítulos explican los nuevos conceptos a través de los anteriores.

[12]​ Ernesto Priego escribió sobre Zaid: “Hay una melancolía implícita en toda su escritura: un desencanto de la realidad.

Algo salió mal en nuestra cultura, y para repararlo tendríamos que volver a empezar, casi desde cero”.