El gobierno mexicano intentó echar la culpa a los estudiantes, y la historia oficial habló de provocadores violentos en la multitud, aunque investigaciones subsecuentes han mostrado que la violencia se inició con el ejército.
Otras voces fueron las de familiares, conocidos, amigos, profesores, maestros, escritores famosos o intelectuales cercanos a la causa.
Primero, visitó la cárcel con los presos políticos y más tarde habló con gente de la calle, incluso con personas ajenas o contrarias a este movimiento social.
[6] La novela Hasta no verte Jesús mío de Poniatowska, hasta cierto punto, le preparó para la empresa llevada a cabo en este libro: ser receptora de la historia ajena y trasladar sus experiencias.
Otra manera que separa este texto contra de otros libros basados en hechos reales, es todas las fuentes diferentes añadidas por Poniatowska.
A lo largo del libro, había incluido bastantes fotos para los lectores tienen una buena representación visual de la progresión en los eventos.
Esto era una manera de avisar los lectores inmediatamente que la historia sería cruel.
Según Harris, otro recurso literario más importante que se puede encontrar en el texto es yuxtaposición.
Las voces presentadas son de los estudiantes, espectadores inocentes, miembros del gobierno, soldados y la prensa.
Pero para justificar la voz de la gente inocente, ella pone mucha más evidencia que disuelve las dudas y deja claramente situado al gobierno como agresor.
Esto muestra el caos en esa época y como los datos podrían ser mezclados especialmente en el caso de la prensa.
A través de este libro, Poniatowska enseña que preservando la historia tiene un gran significativo.
También es importante notar que la historia se enfoca en los mexicanos de la clase trabajadores.
Hay un constante interés por entender las causas, es decir, los roces del conflicto entre el movimiento estudiantil y las fuerzas que lo reprimieron.
[4] La obra conjuga dos ingredientes básicos de su trayectoria como complementaria: el periodismo y la literatura.
Así, crónicas como la de Poniatowska convocan el horror, muestran "las heridas y cicatrices que no deben volver a reproducirse, al menos mientras haya lectores que recojan la información y cautericen con ellas el dolor".
Esto no quiere decir que en este lapso se sea completamente indefenso o totalmente maduro, la definición misma lo dice, es una fase transitoria.
La sociedad tiene un falso estereotipo de los jóvenes, debido a esto a los jóvenes se les ponen muchos límites, al mismo tiempo que se les carga de obligaciones y responsabilidades.