Vuelve a la aldea Cirolas, el marido de Sabela, el cual partió para tierras cubanas a hacer fortuna, todos los del pueblo lo vitorean y lo tratan con gran respeto.
Ella trata de animar a Ramón, demostrándole que no hay nada que temer con respecto a esos infundios, pero él le comenta su plan, el de marcharse con ella a Santiago para casarse y luego partir hacia América en busca de un buen futuro.
Sabela corta dicha conversación, enfrentándose a los rumores y demostrando la inocencia de ella.
A las afueras del pazo de Don García, llega Cirolas junto con Sabela, para despedirse de todos, ya que al fin, va a partir esa misma noche para América.
Don García llama a Rosiña y a Sabela; interroga a Rosiña sobre dichos planes cosa que ella afirma, el señor trata de hacerla cambiar de opinión ofreciéndole tierras y propiedades para que no puedan marchar, ya que sería una deslealtad hacia él.
Rosiña duda de todas estas ofrendas pues ve que pueden suscitar la malicia entre los aldeanos.
Don García le hace su oferta, que él rechaza desatando la ira del señor, amenazando con perseguirlos.
Por lo que decidió volver cuando pudiera para comprobar quien era el padre de la criatura y ajustarle las cuentas, al llegar descubre que dicha niña es hija de Don García, y que pudiendo hacer una locura, decidió fingir y hacerse pasar por pobre, para poder volver a Cuba de nuevo.