Para Lafuente Ferrari y otros podría ser Francisca Velázquez, hija del pintor, posibilidad descartada por José López-Rey.
Por una carta fechada en enero de 1638 se sabe que Velázquez retrató en ese tiempo a la duquesa, «que en todo se porta con mucha modestia, y Diego Velázquez la está ahora retratando con el aire y traje francés».
[1] El escote que luce la dama ha sorprendido a algunos críticos y se ha afirmado que se trataría de uno de los retratos más atrevidos y sensuales pintados por Velázquez, aunque la retratada vaya tocada con un amplio velo negro que envuelve los hombros, guantes blancos y un rosario de oro en la mano izquierda.
La sensualidad de ese escote contrastaría con los usos recatados en el vestir de las damas españolas, aduciéndose que se opone a la modestia exigida por la moral y las leyes contra el lujo y los excesos en el vestir dictadas por Felipe IV.
Siendo los escotes motivo constante de preocupación para los moralistas, se escribieron algunos libros específicamente destinados a condenar las modas deshonestas en el vestir, como el del padre Galindo, elocuentemente titulado: Verdades morales en que se reprehenden y condenan los trages vanos, superfluos y profanos, con otros vicios y abusos que oy se usan, mayormente los escotados deshonestos de las mujeres.