Se instala en un residencial, allí conoce a Alfredo Roldán, estudiante de arquitectura que se enamora de ella, pero este desconoce que Marisa sostiene una relación amorosa con su jefe Guillermo Chávez.
Marisa queda embarazada, al comunicárselo a Guillermo, éste termina con ella y la despide.
Sin su familia cerca, sin nadie que la ayude, Marisa consigue trabajo como sirvienta en la casa de un matrimonio sin hijos.
Estos la ayudan con su embarazo, pero al momento del alumbramiento, el matrimonio insiste en que Marisa tenga a su hijo en la casa.
Con el pasar de los años, Alfredo se convierte en un importante arquitecto.