Por medio de su arte se encuentra la revelación ante ciertos convencionalismos logrando la atracción por la persona o individuo sin importar su condición social.[1] Los movimientos pietistas que se presentaron en Roma a mitad del siglo XVI, sobre todo el de los filipenses cuyo representante era San Felipe Neri, forman parte del mundo de Caravaggio cuando regresa a esta ciudad teniendo un gran impacto en sus obras artísticas.[2] El movimiento se caracterizaba por practicar una fe sencilla con una devoción que le concedía a cada individuo un contacto con Dios y sus misterios.Transforma de igual manera la vida religiosa en Roma logrando que sea algo más íntimo y próximo.Éste, queda ciego por varios días recuperando la vista de forma milagrosa gracias a los cuidados que le otorga la comunidad cristiana.[2] En la pintura está la forma en que Caravaggio hace manejo de la luz le otorga un gran realismo a la obra.566)[2] Este aspecto lo comparte con Miguel Ángel, pues los dos pintan lo sobrenatural de una forma intangible, pero entendible para la razón.
La conversión de San Pablo en el camino a Damasco.
Saulo siendo derribado por la luz divina. Brazos levantados y ojos cerrados.