Mientras tanto, Jenny Fischer (Colleen Camp) y su esposo Steve (David Rasche) regresan a su hogar en Los Ángeles, California tras dos semanas de vacaciones.
Miranda tiene completamente dominado a Sam y manifiesta costumbres extrañas que alteran el orden de la familia (como fumar dentro de la casa y comer carne, ya que la familia es vegetariana).
Paralelamente, Jenny contrata los servicios del detective Flynn (James Dixon), quien comienza a realizar una torpe investigación sobre Miranda.
Mike (Shawn Donahue), el hijo de Jenny y Steve, regresa a casa después de haber estado en un campamento y muestra su rechazo a Miranda al saber que se ha instalado en su habitación.
Miranda muestra interés especial por Steve y le pregunta si puede visitarlo para verle ejercer como abogado en un juicio.
Jenny espía a Miranda por la ventana y descubre no solo que el gato es de su propiedad, sino que además tiene poderes mágicos (porque la ve encender sus cigarrillos sin necesidad de cerillas o encendedores).
Sin embargo, Miranda finge demencia y el propio Steve empieza a pensar que su esposa está perdiendo la razón.
Al día siguiente, Priscilla informa a la familia que Miranda se ausentará unos días para resolver unos negocios en San Francisco.
A Jenny le sorprende que Miranda parta cuando su hija acaba de llegar.
Ambos terminan en la cama, pero Steve queda concmocionado al descubrir, entre las sábanas, que Priscilla tiene una cola de gato.
Jenny decide acudir a un curso de hechicería y allí se encuentra con el teniente MacIntosh.
Priscilla descubre el engaño y confronta a Jenny en una batalla mágica que prácticamente destruye su casa.
En medio de la pelea, aparece Sam y oye cómo Jenny pregunta por el conjuro para encerrar a las dos hechiceras.
La revista TV Guide llamó a la película «un espeluznante espectáculo de carácter amable, ocasionalmente hilarante, adornado con unos pocos efectos especiales ingeniosos e interpretado con todo el descaro del mundo, con Davis ofreciendo una interpretación alegremente desagradable en su última película».
Pese a los resultados finales desarticulados de la película causados por Bette Davis, Larry Cohen no solo pudo vender la película terminada al estudio Metro-Goldwyn-Mayer, sino que también logró beneficiarse con la publicidad.