La extensa mayoría de los cartones con estrechas dimensiones tenían tal destino.
Atrás se observa a un grupo de personas que, junto al perro, completan la escena.
Goya juega con la imagen de la mujer en este lienzo que evoca un momento en el mercado.
Las mujeres vendedoras eran habituales en el Madrid de fines del siglo XVIII.
Cabe destacar que la mujer no lleva adornos en el vestuario, quizá trataba Goya de impedir un altercado con los tejedores —pues no era de su agrado una composición con demasiados detalles—.