[1][2] Se presenta como una anciana que vive en una peña o en una cueva en el monte, donde amasa y cuece pan para los niños de los pueblos cercanos, a quienes se lo envía a través de familiares a la vuelta de su jornada de trabajo en el campo.
[3] Esta figura cuenta con paralelismos en otras regiones; así, en Pigüeces (Asturias) se recoge la tradición de una vieja que vive en una cabaña donde amasa bollos para dárselos a los niños.
En Proaza, también en Asturias, se localiza la Cueva la Maruxina, a donde subían los niños a que esta Maruxina les diese roscos para merendar.
[4] En el valle de la Burunda, en Navarra, se llamaba basoko Mariren ogia (pan de Mari del monte) a los restos de la comida que traían los hombres cuando regresaban a casa, y en otro valle navarro, el de Améscoa, le decían a los más pequeños «Toma pan de la vieja del monte» y «pan de la abuelica del monte», al darles el pan que les había sobrado.
[5] A principios de 2014 se mencionó por primera vez como alternativa local a los personajes típicos navideños,[6] como Papá Noel o los Reyes Magos,[7] aunque desprovista de sus atributos y significado originales,[8][2] y desde 2016 diferentes asociaciones y colectivos han popularizado su figura en la capital leonesa;[9] en 2017 protagonizó su primera cabalgata y empezó a comercializarse su propio merchandising.