Le ayuda un lugareño, Tony Mack (Robert Pugh), cuya hija y nieto, Ambrose (Nia Roberts) y Elliot (Samuel Morgan-Davies), están investigando la desaparición de cuerpos en el cementerio de la iglesia cercana.
Tony es rescatado, pero algo desconocido tira de Amy y se la lleva bajo tierra.
El Doctor y Rory capturan a uno mientras los otros dos escapan con Elliot bajo tierra.
El Doctor habla de los Silurians y dice que espera encontrar solo unos pocos.
[2] Para investigar, Chibnall leyó la novela original Doctor Who and the Cave Monsters y vio el serial original, notando la libertad que Malcolm Hulke tuvo con la novela en cosas que no hubiera podido plasmar en televisión.
Chibnall quería que hubiera una gran ciudad Silurian en contraste con el pequeño pueblo de la superficie.
Moffat también pensó que, en ese punto en mitad de la temporada, era apropiado mostrar al Doctor comportándose diferente con otras personas.
Basándose en este dato, hubiera sido el episodio con peor audiencia de toda la serie moderna.
[11] Gavin Fuller del Daily Telegraph quedó encantado porque "no le decepcionara".
[12] Patrick Mulkern del Radio Times le dio al episodio una crítica positiva, diciendo que le pareció "como el auténtico Doctor Who clásico" en términos de "historia fascinante, ritmo tremendo, dirección aterradora, una gran idea... un escenario de la Tierra a pequeña escala en el futuro cercano, personajes que vale la pena que te importen...llenos de chicha para los tres protagonistas" y "una acompañante en verdadero peligro".
[13] Brad Trechack de AOL se mostró positivo hacia las comparaciones que se podrían hacer entre los conflictos a lo largo de la historia y el conflicto humanos-Silurians, pero calificó el episodio como "oportunidad perdida".
[14] Matt Wales de IGN le dio al episodio un 8 sobre 10, evaluándolo como un "éxito escaso pero satisfactorio".