La sonriente Madame Beudet

Cuando madame Beudet hace algo malo a los ojos de su marido, este último toma su arma y se la pone en la sien, jugando al suicidio.

Tras la discusión con monsieur Beudet, ella secretamente pone balas en el revólver, con la esperanza de que él se mate accidentalmente la próxima vez que haga la misma broma.

[7]​ En lo referido a los efectos especiales y las técnicas de montaje, Dulac busca representar la diferencia entre lo intelectual y lo material, sirviendo como referencia la escena de acercamiento a las manos de madame Beudet mientras toca el piano, a la vez que su esposo está contando dinero.

[6]​[7]​ Tras rechazar ir con su marido a ver la obra Fausto, esté no le permite tocar el piano, cortando, en forma de castigo, la única forma de libertad.

El falso «final feliz», tras el disparo fallido y las disculpas del esposo, son una alegoría a la alienación opresiva de la mujer dentro del patriarcado, teniendo que seguir viviendo insatisfecha en ese matrimonio.

La souriante Madame Beudet