Este tema de la Piedad, fue recurrente en diversos relieves del autor.
[1] Realizada en terracota, recoge el momento en que la Virgen María sostiene en los brazos el cuerpo de su hijo muerto.
[2] Es una composición muy dinámica en la que las fuerzas se disparan en todas las direcciones.
La Virgen -con gesto de imploración- está sentada en el suelo y hace un movimiento arqueado; avanza la pierna hacia delante mientras su brazo derecho se estira hacia atrás.
Fue allí, así mismo, donde aprendió a trabajar el barro, material dúctil que le permitía modelar sus figuras con un gran naturalismo.