Es desde 1983 el testimonio físico que representa a nuestro pueblo, como solar donde se arraigaron tantas familias.
Está surmontado por corona de marqués, que pretende testimoniar el "señorío feudal" del lugar.
Y en la bordura, en la parte superior, el nombre del pueblo: LA MATA DE CURUEÑO y, a los lados, la leyenda SI VAS A LA MATA LLEVA PAN QUE AGUA TE LA DARÁN.
De forma rectangular, con los colores de la tela del pendón: la parte izquierda, en verde, con la representación en ocre del castillo, cuya leyenda permanece y a la derecha, sobre fondo fucsia, tres árboles que rememoran el lugar tupido de árboles que dio origen al nombre del pueblo.
Durante el Cuaternario, el río ha modelado, mediante la divagación lateral de su cauce, este valle fluvial, plano, entre las laderas laterales que lo separan del Torío y del Porma.
Los veranos son cortos e irregulares, en los que se entremezclan los periodos tórridos y áridos con otros fríos.
Coloniza hasta el 47 % del territorio, aunque es raro encontrar verdaderos bosques, que en amplios espacios se encuentran en forma arbustiva o semi-arbustiva.
En esta etapa, aún turbulenta, se establecieron aquí estas Órdenes religiosas, con el objetivo de defender a los peregrinos que confluían hacia el norte, por la antigua Calzada romana, o se dirigían a San Salvador de Oviedo.
Viniendo a épocas más cercanas, hay que resaltar la perfecta organización comunal de los pueblos del Curueño, gobernados por sus Ordenanzas.
Una feliz circunstancia nos permite conocer en su integridad las "Ordenanzas de Pardesivil", del año 1723.
Todos los pueblos tuvieron sus Ordenanzas, verdadero código de funcionamiento civil.
Podríamos llamarlo el segundo poder, después del Estado, mucho más cercano y decisivo que aquel.
En la calle Real, al lado del Teleclub, existe una bolera, lugar muy concurrido por los matenses.
El gesto del caballero Martín cortando su capa para entregarle la mitad a un mendigo ha dado la vuelta al mundo.