A los 19 años (en 1874) se casó con José Antonio Demaría, político y terrateniente.
Dicho encuentro le cambió la vida, ya que Sierra le dijo: «No tendrás más hijos de tu carne, pero tendrás miles de hijos espirituales.
Tras la muerte de su segundo esposo comenzó una vida dedicada a la gente necesitada.
La Madre María solía ser vista por sus seguidores como la continuadora del trabajo de Nuestro Señor Jesucristo acá en la tierra, que vino a enseñarnos el verdadero camino hacia Dios, enseñándonos con la palabra y el ejemplo.
Puede resumirse su vida diciendo que fue considerada virtualmente la continuadora de la Obra de Jesús, sufriendo la cruz moral de la incomprensión, la persecución, la ingratitud y la ignorancia, y muchas veces, su nombre fue usado por mistificadoras, curanderas y manosantas.