El pueblo se alza a 1182 m sobre el nivel del mar[1][2] Camilo José Cela en su libro Judíos, Moros y Cristianos pasa por la Hija de Dios:[3] El clima que predomina en La Hija de Dios es mediterráneo-continentalizado, lo cual se traduce en temperaturas extremas.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar pertenecía al ayuntamiento de Belmonte.
Para rebajar su punto de congelación, la empezaron a mezclar con vodka para que quedara bien en cámara.
Esta actividad comenzó hace ahora diez años cuando se buscaban supernovas y otros objetos lejanos.
Actualmente la actividad astronómica se reserva al estudio de galaxias y cuásares.