La Dirindina

Lo que motivó al normalmente templado Scarlatti a musicar el texto de Gigli puede ser algo desconcertante, pero lo es menos dado que su contribución musical es mínima, como si simplemente estuviera destinado a mantener la acción en marcha.

El satírico dramaturgo toscano Girolamo Gigli fue el libretista de esta obra, cuya impresión fue prohibida por resultar escandalosa para la época.

Giovanni Battista Martini halló una copia y contribuyó sustancialmente a la música de la versión interpretada hoy en día.

La aspirante a cantante de ópera Dirindina está siendo tutelada por el anciano Don Carissimo, quien parece más interesado en los atributos físicos de sus alumnos que en los artísticos.

Cuando ve que sólo era una actuación, se siente aliviado hasta el punto de bendecir a los jóvenes amantes, felicitarlos y desearles todo lo mejor para su felicidad.