Reconocido por su talento musical, llegó a tener correspondencia con personajes importantes de la época.
Desde su convento abarcaba todo el entorno musical: sabía de la existencia de Johann Sebastian Bach, se carteaba con Jean-Philippe Rameau, Giuseppe Tartini, Quantz y Grétry entre otros.
Fue maestro entre otros de Johann Christian Bach y examinador de Wolfgang Amadeus Mozart.
Uno de sus aventajados alumnos fue Joseph Schuster (1748-1812), maestro de capilla en Dresde y especialista en fortepiano.
Ese mismo mes, el día 12 de octubre, prestó su ayuda al joven Mozart para pasar su examen de ingreso en la Academia Filarmónica.