Los niños, por su parte, fueron llevados al gueto de la calle Gneisenau en Łódź (actual Polonia), donde fueron separados con criterios raciales.
Lo mismo sucedió en otro pequeño poblado llamado Ležáky dos semanas después: los hombres asesinados, las mujeres enviadas a los campos de concentración y los niños "arianizados" o enviados a las cámaras de gas.
El pueblo se levanta en un área contigua a la original, donde existe un gran parque-monumento en memoria de las víctimas.
Años después de la masacre, algunos países tomaron el nombre Lídice, conmemorativamente, para distintos desarrollos urbanos.
En Panamá, se creó Lídice de Capira, al igual que varios pueblos en Brasil.
En 1977, el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín retrató el dolor de las víctimas en su cuadro Lídice.
Una placa conmemorativa que explica la tragedia se encuentra en la esquina del pasaje y la calle San Antonio.