[7] En cualquier caso, la lápida fue donada o vendida –no hay información clara al respecto– y llevada a Bilbao, donde estuvo durante más de 20 años en el salón del piso bilbaíno del ingeniero civil Antonio Aguirre Andrés, acompañándole hasta su muerte en 1978.
En Remolina, en la misma zona,ya fue encontrada también otra lápida, perteneciente al vadiniense Tridio Alonge, expuesta en el Museo de León.
El texto escrito que se observa en la lápida es la siguiente: La interpretación del texto sería: D(is) M(anibus) / Vadone Bi / racidegino / Anemidi f(ilio) Va(diniensi) / an(norum) XXX Lugua Ca / ddecun am / ico suo pos(u)it / h(ic) s(itus) e(st).
Las letras de tipo capital están grabadas a surco, bien trazadas y algo disconformes en tamaño.
Este tipo de adornos son frecuentes en las lápidas vadinienses, representando las hederas la vida eterna, y el caballo el espíritu del fallecido.