En un primer momento, el compositor elegido por Farinelli, a la sazón director de los teatros reales, para musicar el libreto fue el italiano Nicola Porpora (1686 – 1768), pero sus muchos compromisos y encargos lo hicieron renunciar.
Se desata una tremenda tempestad y el barco, a duras penas, logra refugiarse en la ensenada de una pequeña isla desierta.
Las dos mujeres deben enfrentarse a una dura prueba de supervivencia, pero la isla es generosa en frutos y agua potable.
Los teatros de más renombre representaron en este período obras del ilustre italiano, y los compositores musicalizaron los libretos que el público esperaba ansioso.
La isla deshabitada fue utilizada por más de 30 compositores, entre los que destacan: Jommelli, Haydn y Manuel García, para componer otras tantas óperas.