La kunya es un tecnónimo de la onomástica árabe que originalmente consiste en nombrar a alguien no por su nombre de pila ni por su apellido familiar, sino a través de las palabras Abu («padre») o Umm («madre») seguido del nombre del hijo o hija mayor.
Era una práctica muy extendida en todo el mundo islámico medieval y en la actualidad se usa sobre todo en los países árabes de Oriente Medio.
Es el caso del occidente árabe: en árabe marroquí la partícula bu sirve para crear adjetivos como bu karsh ("el [padre] de la barriga" > barrigón), bu kurra ("el [padre] de la joroba" > jorobado), etc. Cuando se trata de onomástica, también se usa el apócope: por ejemplo, en el Magreb el nombre Abu Bakr suele pronunciarse Bubakr o Bubker, y en el Reino de Granada la kunya del último rey, Abu Abd Allah ("el padre de Abd Allah") se pronunciaba coloquialmente Buabdillah, que dio lugar a la castellanización Boabdil.
Como se ha dicho, en el Magreb las palabras abu (o bu) y umm no son ya apenas productivas para la creación de apelativos personales, al contrario de lo que ocurre en el Máshreq, pero sobreviven fosilizadas en multitud de nombres y apellidos como Bushaib, Butaher, Burguiba, Bumedián, Buteflika, etc.
La palabra árabe kunya, con adición del artículo determinado (al-kunya), ha dado lugar al castellano alcurnia.