Esta técnica es atribuida a los practicantes de onmyodo del período Nara.
Para hacer funcionar esta magia, el hechicero introducía varios insectos en un frasco, y les dejaba matarse entre ellos hasta que solo uno sobrevivía.
Los fluidos del insecto superviviente eran usados para envenenar a un individuo con una maldición que permitiría controlar su voluntad, causarle desgracias o matarlo.
De este modo, la propiedad del insecto pasaría al que recogiera dichas riquezas.
El término "kodoku" es también usado para designar al espíritu que encarna al insecto de este tipo de magia.