Su existencia fue una sorpresa para los expertos en la época de Akenatón, pues parecía salir a la luz una «rival» para la célebre y hermosa reina Nefertiti.
Se saben muy pocas cosas acerca de Kiya, y sólo pueden hacerse conjeturas.
Pero esto parece ser incierto, como así demuestra la existencia de Kiya y los títulos que portó.
Como aparecida por arte de magia, nos encontramos por primera vez a Kiya ya viviendo la nueva capital fundada por Akenatón y Nefertiti, Ajetatón (la actual Tell el-Amarna).
La bella reina contaba con derechos jamás vistos antes en una gran esposa real: era representada con el mismo tamaño que su marido, conducía su propio carro, compartía audiencias, y, juntos, la pareja real formaba el núcleo de la nueva religión atoniana.
Las huellas más hermosas que ha dejado Kiya son sus vasos canopos, hallados en una tumba del Valle de los Reyes (la KV55), que serían finalmente utilizados por la momia de varón hallado allí, quizás el propio Akenatón.
En estos vasos se comprueba un sorprendente parecido entre la favorita del rey y el niño Tutankatón o Tutankamón.
Por más que se sugiera, no existe una mención explícita a una princesita de nombre Kiya-Tasherit ni es seguro que la "Favorita del rey" muriese a causa del parto, como se ha pensado al ver algunas imágenes en la tumba de la familia real.
Se cree que la fallecida no es Kiya, sino la segunda hija del rey, Meketatón.
Esta hipótesis cobró fuerza en su momento, al descubrirse que la primogénita de Ajenatón, Meritatón se convirtió en gran esposa real y suplantó en todos los textos a la anterior reina.
Mentes novelescas han pensado en un complot urdido por la celosa reina Nefertiti,[3] que consiguió acabar con su rival, y además, convertirse en reina-faraón.
La Dama joven al parecer sufrió una agresión súbita y repentina desde su izquierda, evidencia científica comprobó la herida en la cavidad bucal era equivalente a un hacha y una profunda en su costado izquierdo como hecha por arma blanca fueron hechas en sus últimos momentos en vida.