Creó su propio movimiento religioso-social utilizando símbolos religiosos pero revitalizando las raíces culturales del Congo.
[2] Beatriz creyó en las enseñanzas de san Antonio y utilizó su activismo para intentar restaurar el ideal del Congo como un reino cristiano unificado.
[4] Kimpa Vita nació hacia 1684 en Kibangu,[5] una región montañosa que forma parte de la actual Angola.
[1] Estas guerras habían comenzado poco después del asesinato de António I y habían conducido, entre otras cosas, al abandono de la antigua capital, São Salvador (actual M'Banza Kongo), en 1678 y a la división del país entre los diferentes pretendientes rivales al trono.
[8] Según su testimonio, recogido en una investigación sobre su vida y reportado por el misionero capuchino Bernardo da Gallo quién presidió el tribunal eclesiástico que la condenó a la hoguera, desde pequeña Beatriz tenía la reputación entre sus familiares y allegados de visionaria.
[1] Algunos miembros de su familia consideraban que estaba particularmente dotada y entrenada en el culto tradicional congoleño para ser nganga marinda, una adivina vinculada al movimiento religioso kimpasi que floreció a finales del siglo XVII en el Congo.
[7] En el periodo en que vivió Kimpa Vita las creencias religiosas congoleñas habían sido profundamente influenciadas por los misioneros católicos.
La gente de su entorno creía que Kimpa Vita podía comunicarse con los antepasados y los espíritus.
Los sacerdotes católicos habían persuadido al rey Pedro IV para que tomara medidas enérgicas contra los adivinos situados fuera de la ortodoxia cristiana.
Los enfrentamientos afectaron especialmente a quienes habían tenido la valentía de reasentarse en Mbanza Kongo.
[1] Pronto Apolonia Mafuta se subordinaría a la nueva profetisa, la joven Beatriz Kimpa Vita.
[10] Los misioneros italianos estaban molestos con Pedro IV porque éste rechazara castigar a estas mujeres como herejes.
A los 20 años, en agosto de 1704 Beatriz sufrió una grave enfermedad que la dejó inconsciente pero se recuperó del coma.
[11] Así Kimpa Vita empezó a explicar que los misioneros habían predicado con muchos errores y que en realidad muchas de las historias del Nuevo Testamento habían ocurrido en el congo y no en Oriente Medio.
[1][12] Cuando Bernando da Gallo rechazó sus teorías ella denunció que servían al diablo aunque reconocía la autoridad del papa.
Los misioneros tenían a Kimpa Vita como objetivo, Pedro IV en un principio optó por no actuar en contra del movimiento pero tampoco apoyarlo.
[1] La popular profetisa Apolonia Mafuta la apoyó, afirmando que ella era la verdadera voz de Dios.
El capuchino Bernardo da Gallo señaló ya que se trataba de una herejía, un sacrilegio.
Pero también buscaba un nuevo equilibrio en la religión que sustentara una ideología de recuperación del orgullo africano.
Por ello, rechazaba a los blancos y a los misioneros, de manera general adaptaba el cristianismo a las condiciones africanas (decía que en el Cielo se le había ordenado construir un catolicismo específicamente congolés) y combatía todas las formas de esclavitud, tanto la europea como la tradicional africana», señala David González en su análisis sobre el antonianismo en África y América con referencias al historiador António Custódio Gonçalves.
Según los capuchinos, su hijo se salvó por la intercesión ante el rey de su último confesor, el padre Lorenzo da Lucca.
Sus seguidores seguían creyendo que aún estaba viva y Pedro Contastinho de Silva se convirtió en su nuevo líder religioso.