a su llegada los indígenas de la comunidad lo trataron como una divinidad y lo proclamaron como Viracocha.
Vieron en Lamp al nuevo Viracocha y la posibilidad de resucitar el Incanato.
Inició una rebelión contra la República del Perú con el fin de establecer un nuevo Tahuantinsuyo.
[2] A pesar de ello más tarde regresaría al Perú, para reunirse con sus súbditos y continuar con su campaña política.
Otros dicen que huyó llevándose todo el botín del Imperio Incaico.