El compositor Franz Xaver Süssmayr la finalizó, y el propio autor, ya enfermo, le dio numerosas indicaciones para hacerlo.
Cuando subía con su esposa al carruaje que los llevaría a esa ciudad, el desconocido se presentó otra vez, y preguntó por su encargo.
Según la leyenda, Mozart, obsesionado con la idea de la muerte desde la de su padre, debilitado por la fatiga y la enfermedad, muy sensible a lo sobrenatural por una supuesta vinculación con la francmasonería en esa época de su vida[cita requerida] e impresionado por el aspecto del enviado, terminó por creer que este era un mensajero del destino y que el réquiem que iba a componer sería para su propio funeral.
Su mujer, por expreso deseo de Mozart, buscó un compositor que acabase la obra, Franz Xaver Süssmayr, su discípulo.
En la película Amadeus, de Miloš Forman, se muestra ficcionalmente a Salieri como la persona que completó la obra.
El Kyrie y la Sequentia fueron en gran parte compuestos por Mozart, aunque los finalizó Süssmayr.
Sin embargo, hay pruebas convincentes que sitúan la fuga Amén en el Réquiem basándose en los estudios actuales de Mozart.
El único lugar donde aparece la palabra "Amén" en cualquier cosa que Mozart escribió a finales de 1791 es en la secuencia del Réquiem.