Sonata para violín n.º 32 (Mozart)
Aunque Mozart seguramente tenía la parte para piano en su cabeza, no le dio tiempo a ponerla por escrito, y así fue interpretada por él con una hoja de papel pautado en blanco en el atril del piano, con el objetivo de bromear con los espectadores.La obra consta de tres movimientos: La sonata comienza con una introducción excepcionalmente lenta, en la que se pone énfasis en la igualdad de ambos instrumentos, que se mantiene a lo largo de toda la obra.El segundo tiempo tiene el sentimiento melódico de Adagio, que es la indicación de tempo escrita por Mozart en un primer momento, aunque posteriormente decidió cambiarla por Andante.En la sección de desarrollo hay fuertes modulaciones cromáticas.El último movimiento regresa al carácter juguetón del primero, aunque en este caso da lugar a un sofisticado rondó.