Se recuperó la sede del antiguo Consulado de Mar el año 1767.
El edificio de la Lonja de Mar había sido destinado a cuartel, por lo que fue restaurado para su adecuación a la Junta.
La Junta fomentó tanto el comercio interior como el exterior, especialmente en América e impulsó escuelas de enseñanza técnica para conseguir unos productos competitivos, las manufacturas indianas.
La Junta también promovió los estudios históricos entre los que destacó el trabajo encargado a Antonio de Capmany que se publicó con el título Memorias Históricas sobre la Marina, Comercio y Artes de la antigua ciudad de Barcelona entre 1779 y 1792.
[3] Su archivo, riquísimo, básico para estudiar la vida catalana setecentista, se conserva en la Biblioteca de Cataluña.