Estudió con Wach en la Academia de Arte de Düsseldorf y en París con Paul Delaroche.
Fue galardonado con la medalla de oro por las academias de arte de París, Lyon y Rouen, y llegó a ser miembro honorario de diversas academias europeas.
Posteriormente visitó Viena, donde pintó retratos de diversas personalidades de la nobleza, entre quienes figuran el conde Kinsky o los príncipes Metternich, Schwarzenberg, Liechtenstein y Lobkowitz.
Su hijo, Julius Jacob el Joven (1842-1929), fue también un destacado pintor berlinés.
Julius Jacob cultivó el retrato y, desde un punto de vista estilístico, su obra responde al arte judío asquenazí, que se encuadra dentro del arte decimonónico del período de la emancipación de los judíos europeos: se trata de un arte de corte tradicional.