En Cuba formaron un modesto hogar en la calle Escobar, en La Habana, que pronto fue completado con el nacimiento de dos hijos varones: Julio, el mayor, y Pedro tres años después.
En Cuba, por otra parte, el padre estaba señalado políticamente, por haber salvado de un atentado a Salvador Menéndez Villoch, quien luego sería figura política del autenticismo pero que a la razón se encontraba entre los colaboradores del dirigente revolucionario Antonio Guiteras en su lucha contra la tiranía de Gerardo Machado.
Todo ello propició que la permanencia de Julio Trigo junto a su madre y hermanos se extendiera a seis años y el regreso no pudiera efectuarse hasta fines del año 1936.
La familia residía por aquel entonces en la finca El Molino, en Calabazar, La Habana, donde ambos hermanos asistieron a la escuela pública.
Inicialmente Julio trabajó como mensajero en la farmacia de Calabazar, y poco después fue dependiente.
Las funciones inherentes a esa plaza en aquellos tiempos, incluía preparar fórmulas y poner inyecciones.
Aproximadamente dos años más tarde pudo colocarse en la fábrica de tejidos capitalinos más conocida por tedeca de reparto la esperanza cerca a calabazar, donde se le presentó por primera vez a los 17 años, una hemotisis que provocó su ingreso en el antiguo sanatorio La Esperanza, centro hospitalario que actualmente lleva su nombre.